La sabiduría es tanto un don de Dios como un proceso de aprendizaje. Sé que este pasaje de la Escritura puede hacernos tropezar fácilmente. Pero, ¿qué pasa si le tomamos la palabra a Dios y elegimos creer que estas palabras contienen cosas buenas y agradables para nosotras? ¿Qué pasa si nos desafiamos a nosotras mismas a mirar Proverbios 31 de cerca, viendo qué parte de él es un regalo para nosotras y de qué versos necesitamos aprender? ¿Qué pasa si hablamos de estas palabras sobre nosotras mismas y sobre las otras mujeres en nuestras vidas como una forma de celebración en lugar de condenación, dándonos cuenta de que nuestras historias no nos descalifican?
Dios incluyó estas palabras en Su Palabra para toda la eternidad, querida amiga. Y eso me dice que son necesarias y están destinadas a nuestro bien. Pidámosle que nos ayude a aprender de ellas en este día.
Padre Dios, confieso que a veces veo a la mujer de Proverbios 31 y siento que nunca seré suficiente. Pero me doy cuenta de que el propósito no es avergonzarme por todo lo que creo que no soy. Su ejemplo está ahí para recordarme que debo mirar hacia Ti y vivir para Ti en todo lo que hago. Ayúdame a recibir estas palabras tuyas como un regalo. Y muéstrame cómo vivirlas de acuerdo con la forma única en que Tú me has diseñado. En el Nombre de Jesús, Amén.
